Suele existir cierta confusión con respecto a las posibilidades que ofrece el seguro de vida como instrumento financiero capaza de canalizar el ahorro y la inversión del asegurado. Resulta más evidente la importancia de este seguro por su papel fundamental para la planificación patrimonial de las familias, especialmente para hacer frente a situaciones imprevistas y garantizar el bienestar económico de los seres queridos en caso de fallecimiento del asegurado y de no poder contar con sus ingresos en el futuro.
No obstante, a la hora de definir una estrategia de inversión financiera, el seguro de vida ahorro puede y debe formar parte del abanico de productos a los que destinar parte del capital. Una de las máximas que aplican de forma casi universal los asesores profesionales con el fin de optimizar los resultados y minimizar los riesgos de la inversión es diversificar. Y, en esa diversificación, el seguro tiene la capacidad de aportar soluciones con características propias que no poseen otros productos financieros.
Entre las virtudes del seguro de vida como instrumento de ahorro, está su enfoque en el largo plazo, con estrategias de inversión que suelen priorizar la seguridad del capital y rendimientos recurrentes sobre otras opciones con mayores posibilidades de obtener grandes rentabilidades, pero sujetas a la constante volatilidad de los mercados.
De esta manera, el seguro de vida ha sido, tradicionalmente, el elegido en muchos países para canalizar el ahorro para la jubilación. Entre sus puntos fuertes se encuentran: la capacidad para ofrecer un interés garantizado y, especialmente, aprovechar las grandes ventajas que conlleva beneficiarse del interés compuesto a largo plazo.
El interés compuesto tiene un efecto multiplicador de la inversión que no siempre es bien percibida por los consumidores. Tanto que, incluso, se atribuye al famoso físico Albert Einstein la frase “El interés compuesto es la octava maravilla del mundo”. Puede que tal afirmación resulte exagerada, pero, sin duda, es cierto que tiene un efecto muy beneficioso sobre el dinero invertido. La clave está en que cuantos más años dure la inversión o, lo que es lo mismo, cuanto antes empecemos a ahorrar, mayores son las ventajas que se obtienen.
El funcionamiento del interés compuesto consiste en que todas las ganancias obtenidas se reinvierten lo que hace que los intereses obtenidos generen a su vez nuevos intereses, de tal manera que el capital se irá multiplican de forma exponencial, creando un efecto similar al de una bola de nieve que va creciendo en su descenso por una ladera. No es solo que el dinero crezca más deprisa, es que cada vez crece más rápido. De ahí que sea un mecanismo ideal para el ahorro a largo plazo.
Se trata, además, de un método que premia el ser constante y disciplinado a la hora de ahorrar, porque, incluso si las aportaciones iniciales son poco cuantiosas, el hecho de mantener la inversión y reinvertir los beneficios puede marcar la diferencia con el paso de los años.
Veámoslo con un ejemplo utilizando como moneda hipotética el dólar estadounidense. Si realizamos una inversión de 15.000 dólares y presuponemos una rentabilidad anual del 5%, al cabo de 30 años el capital acumulado con un interés simple será de 37.500 dólares, mientras que, si se reinvierten los beneficios utilizando las ventajas del interés compuesto, el capital acumulado será de 64.730,84 dólares. La diferencia entre una y otra opción son más de 27.000 dólares.
Recurrir a este tipo de inversión a través de un seguro de vida ahorro supone un claro contrapeso a otro de inversiones más cortoplacistas y volátiles, como son las de muchos productos financieros dirigidos a los mercados de renta variable. Lo que convierte al seguro elemento clave para diseñar una estrategia de inversión bien diversificada.
Las características del seguro de vida hacen que resulte especialmente indicado para determinados segmentos de clientes.
En determinados mercados, el ahorro a través de seguros de vida puede ofrecer ventajas fiscales, por lo que puede servir como instrumento para optimizar el pago de impuestos. Se considera muy útil, también, en familias con un patrimonio elevado, pues permite la designación de los beneficiarios, planificar la herencia y ayudar a garantizar la continuidad de un negocio familiar.
Además, resulta adecuado para aquellas personas que tienen aversión al riesgo y prefieren la seguridad de su dinero a obtener altas rentabilidades.
De esta forma, el seguro de vida no solo cumple su función principal de garantizar el bienestar de la familia en caso de fallecimiento, sino que puede constituir un elemento que equilibre nuestra cartera de inversión y nos permita planificar a largo plazo.


